...donde me di mis primeros baños en el Belelle. Bajábamos con nuestros bocatas y nuestra fruta al río, a bañarnos, todos juntos, niños y niñas de todas las edades, bajábamos solos, no pasaba ni un coche pues eran todo caminos de tierra por el medio de los terrenos; los mayores cuidábamos de los más pequeños, siempre me tocó ser la mayor, después por edad, Raquel, Pili, mi hermana Doli, Clara, María, Alba, Rosa, Víctor, María, los dos de airado que ya vivían abajo en el río y la más pequeña, mi hermana Carmen, nos llevábamos también, no siempre, al Pati (Patizambo), un perro albino que un día apareció por casa y al que mi madre le dió de comer y así decidió quedarse a vivir con nosotros, pocos perros tenían más mala leche que el Pati, pero bueno, cada uno tiene su carácter. Hacíamos concursos entre nosotros de quien vestía mejor una toalla, nos aventurábamos río abajo con los más pequeños subidos a una barca hinchable de Flipper, aprendíamos a nadar unos con otros, nos picaban las hormigas al sentarnos sin querer en un hormiguero,..., en fin, momentos inolvidables entre el Monte de Ancos y el Monte Marraxón protegidos por ellos y por el querido Belelle.
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